En el instante en que se empiezan a descolgar estanterías, embalar aparatos, retirar muebles y sacar maletas, los animales que viven con nosotros se asustan y, como no comprenden qué pasa, entran en un estado de nervios. Las manifestaciones son visibles: no comen, están inquietos, nos persiguen a todas partes, etc.
Impida que las mascotas estén sueltas de un lado a otro. Evitarles esa sensación de estrés es posible, solo hay que tomar ciertas precauciones: elijamos la primera habitación que quede fuera del campo de batalla, agrupemos allí sus pertenencias, su comida, su plato, su agua, su juguete, su cesto de dormir, con su mantita habitual o un jersey usado nuestro para que esos olores le sean familiares, su caja de tierra (o periódicos) y déjelo ahí. Entre de vez en cuando, hágale una caricia y no se apure, por unos días no le va a pasar nada. Si se trata de un gato, él va a estar tranquilo donde haya más o menos quietud.
Apliquemos el mismo comportamiento a perros pequeños, tan inquietos y escurridizos que sería un peligro tenerlos danzando entre las cajas y herramientas de la mudanza. Quizá llore un poco por querer salir pero no se preocupe, no le pasa nada.
Si se trata de perros grandes, su lugar, por lo general, suele ser fuera de casa. Enciérrelo en algún sitio (garaje, lavadero) los días de más ajetreo o átelo (con las puertas abiertas y asustado se puede escapar). Si está dentro, ponga su agua, comida y cama en un lugar recogido que lo aísle cuanto sea posible de la mudanza en esos días. Si viven en un piso, haga el esfuerzo y mantenga las horas de salida aunque sean más cortas. Confirmar su rutina le tranquilizará y no se sentirá abandonado.
El día crítico de la mudanza usted debe decidir cómo y cuándo ha de trasladar a sus (o su) mascotas. Ya sea en su coche o en un transporte público, siempre dentro de sus trasportines. A lo mejor puede hacerlo al final, terminada la operación, ya todos más tranquilos, sin ruidos extraños.
Un buen momento para trasladar a su gato es en uno de esos últimos viajes de alguno de ustedes en su propio coche. Al haber dejado sus cosas juntas le será más fácil recogerlas y no tendrá problema para encontrarlas a su llegada al nuevo hogar. También podría hacer un viaje extra (si son variosanimales). Si no están acostumbrados al coche, procure hablar en el camino: su voz les quitará el susto. Por último, para más seguridad y, sobre todo, en el caso de un traslado de larga distancia, tenga preparada su cartilla veterinaria. En su nueva casa, por fin, con su comida de siempre, sus queridos olores y la cercanía de su familia, volverán a sentirse felices.
Para saber si la empresa de mudanza que va a contratar puede encargarse de sus animales de compañía, póngase en contacto con FEDEM (Federación Española de Empresas de Mudanzas). Ellos le asesorarán sobre este tema y le ayudarán a hacer el traslado de la forma más cómoda y segura para su mascota.
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